Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa, 
sin dejarme vivir, vive serena 
aquella luz, que fue mi gloria y pena, 
y me hace guerra, cuando en paz reposa. 
 Tan vivo está el jazmín, la pura rosa, 
que, blandamente ardiendo en azucena, 
me abrasa el alma de memorias llena: 
ceniza de su fénix amorosa. 
¡Oh memorïa cruel de mis enojos!,
 ¿qué honor te puede dar mi sentimiento, 
en polvo convertidos sus despojos? 
ermíteme callar sólo un momento:
que ya no tienen lágrimas mis ojos... 
ni conceptos de amor mi pensamiento. 
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