quinta-feira, 13 de março de 2014

Estrellas del Bicentenario...


Cada una de las imágenes que se ve hoy en Coahuila, última entrega de estrellas del Bicentenario, fue precedida por una literatura, por palabras, por mitos, por inmensidades y animales (hermanos), por Deidades y susurros en sueños que unieron pequeños trozos de Coahuila. Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna?...

Ayer, al terminar los últimos detalles de Coahuila (los miles que se trabajan antes de sacar una pieza al aire, son tantos... tienen su propio ritmo, son como una meditación) , sentí como finalizaba un tiempo sin tiempo que fue gloria, amor universal, también desdicha, y decepción, y sufrimientos, una vida en un año y medio... belleza eterna. No sé si lo soñé o me soño un río en Boquillas del Carmen o un bosque en Arteaga o un desierto Blanco...

Ya somos ese río, el Bravo, nos hizo suyos. Nos hizo entrar y nos hizo nacer. Tal vez somos una idea de él, ya que las ideas no son eternas como el mármol sino inmortales como un bosque, o un río...